
Velocidad, peligro y emoción. Son ingredientes que se viven año con año en las 500 Millas de Indianapolis desde las clasificaciones; este año, no ha sido excepción.
Las historias que rodean a una de las “joyas” de la Triple Corona del deporte siempre lo hacen muy emotivo, sin importar que arranques en primero, décimo o último lugar, si sufres el peor accidente de tu trayectoria profesional o si recibes la inesperada invitación de correr. Cuando aseguras tu lugar, la satisfacción es inmensa. Cuando logras la pole position, vives con este prestigio de ser el más veloz durante una semana.
LA PERFECCIÓN CONVERTIDA EN VELOCIDAD
Scott Dixon, considerado uno de los pilotos más prolíficos del automovilismo de monoplazas en Estados Unidos pero que, quizá, su único asterisco ha sido no tener la oportunidad de competir en la Fórmula 1, se convirtió en el hombre más rápido del Speedway en 21 años, al lograr su tercera pole position para la competencia, misma que ganó en 2008.
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Con promedio de cuatro giros de 232.164 mph, equivalentes a 373.631 km/h, que incluyó una vuelta más veloz desde hace 21 años, al marcar 232.595 mph (374.325 mph), superó los americanos Ed Carpenter y Alexander Rossi, quien es el ganador defensor; desde Scott Brayton (233.718 mph) y Tony Stewart (233.100 mph), ambos en 1996, un poleman no establecía promedios tan altos de velocidad.
Ni él mismo podía creer la gran ventaja que estableció sobre Rossi, quien se había apropiado de la primera plaza.
“Pensé que el tablero se había roto en el volante y mostró un número falso”, expresó. “No pensamos ver la velocidad que hicimos”.
“Se siente rápido. Cualquier velocidad de más de 215 o 220 (mph) en este lugar se siente rápido, pero creo que todo se bloquea (…). Ha sido tan intenso este fin de semana solo para intentar mantener el auto en las cuatro vueltas”.
El neozelandés, quien acumula 40 victorias, 26 poles y cuatro títulos en la IndyCar Series, logró el triunfo en las 500 millas en 2008, y se postula como candidato a la bandera a cuadros conforme pasan los años; sin embargo reconoce, como la mayoría del paddock de la categoría, que la clasificación y la competencia son dos mundos diferentes, por las circunstancias que implican una prueba tan larga y eventual como la del próximo domingo.
“Indianapolis siempre es acerca de dos montañas grandes durante las semanas, tienes la pole primero, el hecho preparar el coche para la pole, y después la carrera. Este es el primer paso pero ahora el enfoque es de transferirlo rápido”, afirmó.
EL PELIGRO DE INDIANAPOLIS
Dixon le dedicó la pole position a Sébastien Bourdais, otro de los protagonistas de la IndyCar y quien en el último año se ha consolidado en diferentes especialidades, al ganar las 24 Horas de Le Mans y de Daytona con el programa de Ford GT de Chip Ganassi Racing en IMSA.
El francés, quien es parte de Dale Coyne Racing, tuvo una situación que volvió a recordarle al mundo del deporte motor sus riesgos, límites y avances en la seguridad. Durante la primera ronda de clasificaciones, celebrada el sábado, la arriesgada apuesta de manejar con la menor carga aerodinámica posible, en pro de la velocidad, derivó en un accidente que bien pudo quitarle la vida, de no ser por las medidas de seguridad implementadas recientemente.
118 Fuerzas G de gravedad fue lo que registró el impacto. Cuando Robert Kubica tuvo su accidente en el Gran Premio de Canadá de Fórmula 1 en 2007, soportó 75 G’s. Cuando Fernando Alonso impactó contra Esteban Gutiérrez en Australia, en 2016, la zona de la cabeza registró un impacto de 46 G’s. En 2003, Kenny Brack pegó contra el enrejado del Texas Motor Speedway a una velocidad que generó más de 210 G’s. Todos sobrevivieron.
Bourdais, ex campeón de la Fórmula 3000 Internacional, tetracampéon de la desaparecida Champ Car y el único piloto que pasó por las escuderías propiedad de Red Bull de Fórmula 1 sin haberse graduado de su Academia de Pilotos, terminó con fracturas en pelvis y la zona derecha de su cadera, mismas que fueron operadas en Indianapolis.
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Aunque sus planes para seguir como protagonista en la IndyCar y refrendar su triunfo en Le Mans con Ford y Ganassi se vieron arruinados, lo importante es que sigue entre nosotros. Su reemplazo será James Davison, piloto de fábrica de Nissan en la Pirelli World Challenge quien regresa a la competencia luego de un año de ausencia para una tercera oportunidad.
FERNANDO, LA GRAN ATRACCIÓN
Alonso se convirtió en el debutante más rápido en clasificar para las 500 Millas de Indianapolis, al ser uno de los seis volantes en superar las 231 millas por hora de promedio, algo que no ocurría desde Stewart en 1996.
El español, quien clasificó en quinto lugar, se ha mostrado satisfecho con el trabajo de aprendizaje que ha efectuado durante este mes, en el que manejó por primera vez en un circuito de tipo óvalo, pero reconoció que tuvo la posibilidad de asegurar la pole position.
“Tuve un problema de overboost en la vuelta 2 en la última curva, y fue como si hubiera pisado los frenos. Bajé un cambio y comencé de nuevo a subir la velocidad”, describió.
“Creo que hoy el auto actuó mejor (…), fue muy competitivo”.

Alonso hará su debut en la Indy 500 desde la quinta colocación; Eric Boullier y Flavio Briatore lo acompañaron durante esta semana.
A pesar de la baja de velocidad, que a diferencia de Dixon y los contendientes por la pole, fue una constante entre gran parte del contingente, el integrante de McLaren-Honda ha sido quien más kilómetros ha sumado a lo largo de los entrenamientos, maximizando los recursos de Andretti Autosport y recibiendo muestras de respeto y admiración de la comunidad del serial.
“Soy afortunado de que este es probablemente el mejor equipo para que un debutante venga, con muchos autos y mucha experiencia”, aseguró.
Alonso busca ser el décimo piloto en ganar la competencia en condición de novato, uniéndose a nombres como Graham Hill (1966), Juan Pablo Montoya (2000) y Helio Castroneves (2001), mientras continúa en su intento por ganar la segunda de las “joyas” de la Triple Corona del automovilismo (Indy 500, Gran Premio de Mónaco y las 24 Horas de Le Mans).
LAS INTERROGANTES
Es así como ha transcurrido la primera semana de actividades en Indianapolis, caracterizadas por múltiples accidentes, la guerra pública y secreta entre Honda y Chevrolet y la expectativa de Team Penske, el equipo más ganador en la prueba, pero cuyas estrellas principales han estado un poco apagadas, aunque nunca hay que descontarlas.
Will Power fue el único con posibilidades de luchar por la pole, quedando noveno en los tiempos; en cambio, Juan Pablo Montoya, Helio Castroneves y el campeón reinante de la IndyCar, Simon Pagenaud, obtuvieron su peor clasificación histórica para la carrera, al ser 18°, 19° y 23°, respectivamente.
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Por su parte, el argentino Ricardo Juncos cumplió su sueño y, en calidad de propietario, colocó a sus dos monoplazas en la parrilla de salida; reponiéndose de un accidente en las prácticas, Spencer Pigot, clasificó 29°, a la vez que el colombiano Sebastián Saavedra se ubicó 31°.
Será una larga semana antes de que los 33 pilotos internacionales tomen la bandera verde en Indianapolis (el domingo a las 12 PM, Tiempo Local), en la que quizá la estrategia e inteligencia prevalezcan sobre la velocidad, mientras el peligro es latente. Pero la emoción será una constante hasta después de la bandera a cuadros.
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¿Quién ganará la Indy 500?
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