La pick-up de Nissan es la más popular de su segmento, la mejor vendida en nuestro país y tan pulida que tiene ya dos derivadas. Veamos las razones del éxito de Nissan NP300 Frontier.
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NISSAN FRONTIER NP300, ESTIRPE DE ALCURNIA
La Nissan Frontier NP300 de generación actual (D23), también conocida como Navara en Europa, llegó al mundo con una de las misiones más difíciles: sustituir a la D40 fuera de Norteamérica; y en México, reemplazar a la veterana NP300 D22, que en 1997 cumplió con la dura misión de relevar a la mítica D21, la “Estaquitas” original.
NISSAN FRONTIER NP300: ATAQUE EN DOS FRENTES
Paulatinamente, fue realizando su proeza en dos frentes, primero, en los vehículos de trabajo, conocidos únicamente como “NP300”, con variantes de doble cabina, cabina sencilla y chasis, además de un equipamiento funcional que apenas raya en lo anecdótico, esto, para mantener el precio lo más bajo posible.
El segundo frente vino más por el segmento del transporte personal, donde gana el epíteto “Frontier”, con doble cabina, un equipamiento más completo (según el precio) y una suspensión trasera independiente que hace más cómodo el trayecto en esos caminos accidentados que casi no hay en nuestro país.
Nissan tiene en NP300 Frontier a uno de sus máximos exponentes en el segmento.
VARIEDAD MOTRIZ
Como no podía ser de otra forma, la oferta mecánica también es variada. En todos los casos se parte de un bloque de cuatro cilindros 2.5 litros, pero hasta ahí terminan las similitudes. Casi todas las variantes básicas parten de un motor a gasolina con 158 HP y 172 lb-pie de par, acoplado a una transmisión manual de seis velocidades.
El cambiador manual se repite junto a un 2.5 turboasistido alimentado por diésel, que ofrece una potencia con 161 HP, pero con 297 lb-pie. Es ya en este grado que puede optarse entre la propulsión sencilla al eje posterior o tracción 4X4. La transmisión automática, con siete relaciones, está reservada para la variante tope, que sólo se ofrece con tracción total y un ajuste más rabioso de 188 HP y 332 lb-pie.
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¿Y CÓMO VA?
Ya en las variantes “Frontier” sorprende por su amplitud interior y sus buenos terminados, mientras que el manejo resulta mejor plantado en carretera, donde el motor ofrece un notable empuje. En curvas aflora una predecible y controlable inclinación dada la altura. Sin embargo, es en temas como el infoentretenimiento y la seguridad –con rigurosas bolsas de aire frontales y ABS-, donde las versiones a gasolina tienen su mayor área de oportunidad.
Las dimensiones de NP300 Frontier la hacen ideal para terrenos sin asfalto.
Ya en la variante tope, resaltan elementos pensados para el todoterreno puro, como bloqueo de diferencial, ejes de servicio pesado, neumáticos de perfil aventurero y estribo tubular, mientras que al interior destacan las vestiduras en símil piel. Ya en esta versión nos encontramos con un bienvenido control de estabilidad, aunque aún adolece de falta de bolsas de aire.
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La capacidad de sortear terrenos complicados no queda en una mera intención visual, pues tanto la capacidad de agarre como el empuje del motor desde bajos regímenes justifican tanto la apariencia como la etiqueta, que ya rebasa el límite del medio millón de pesos, convirtiéndola en una ganadora con concesiones mínimas. No es de extrañar que tanto Renault como Mercedes-Benz se hayan fijado en ella para crear sendos derivados.
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